lunes, 27 de septiembre de 2010

¡Yo quiero ser un triunfador!

SECRETOS PARA SER FELIZ

Hace muchísimos años vivió en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que por eso se consideraba el hombre más feliz del mundo.  Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarle para obtener el cofre, pero todo era en vano, mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir.

  Así, pasaron los años y el sabio era cada día más feliz. Un día llegó ante él un niño y le dijo: "Señor, al igual que tú yo también quiero ser inmensamente feliz, ¿por qué no me enseñas cómo conseguirlo?"  El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: "a tí te enseñaré el secreto para ser feliz, ven conmigo y presta mucha atención, en realidad son dos cofres donde guardo el secreto para ser feliz, y éstos son mi mente y mi corazón, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de tu vida".

  "El primero es saber que existe la presencia de Dios en todas las cosas de la vida, y por lo tanto debes amarlo y darle las gracias por todas las cosas que tienes.


  "El segundo es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al 
levantarte y al acostarte debes afirmar: yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mi, no hay obstáculos que no pueda vencer".


  "El tercer paso es que debes poner en práctica lo que dices que eres, si dices ser inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas".

  "El cuarto paso es que no debes envidiar a nadie por lo que tienen o por lo que son, ellos alcanzaron sus metas, logra tú las tuyas".

  "El quinto paso es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie, ese sentimiento no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, y tú perdona y olvida".

  "El sexto paso es que no debes tomar la cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo con las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor".

  "El séptimo paso es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera".

  "Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes, ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dale también a ellos el secreto para ser un triunfador y que de esa manera puedan ser felices".

domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Qué hacer frente a la Muerte?

Si has perdido a un ser querido, es posible que pases por todo tipo de emociones. Es probable que estés triste, preocupado o asustado. Tal vez no estés preparado, estés impresionado o confundido. Puedes sentirte enojado, engañado, aliviado, culpable, exhausto o simplemente vacío. Tus emociones pueden ser más intensas o más profundas que lo habitual, o estar entremezcladas de una manera que nunca habías experimentado.
A algunas personas les cuesta concentrarse, estudiar o comer cuando están atravesando una etapa de duelo. Otras pierden el interés por actividades que solían disfrutar. Algunos se enfrascan en juegos de computación o beben o comen en exceso. Y otras personas se sienten adormecidas, como si nada hubiese ocurrido.
Todas estas emociones son reacciones naturales frente a la muerte.

¿Qué es el duelo?

El duelo es la reacción emocional, física y espiritual en respuesta a la muerte o una pérdida. Las personas que están de duelo pueden experimentar los siguientes cambios:
  • Sienten emociones fuertes, como la tristeza y la ira
  • Tienen reacciones físicas, como falta de sueño o sensación de náusea
  • Tienen reacciones espirituales frente a la muerte. Por ejemplo, algunas personas se cuestionan sus creencias y se sienten muy decepcionadas de su religión mientras que otras descubren que su fe es más fuerte que nunca
El duelo no siempre se relaciona con la muerte.
Existen muchos tipos de pérdidas y no todas tienen que ver con la muerte. Una persona también puede hacer duelo tras la ruptura de una relación íntima o después de que uno de los padres, un hermano o un amigo se muda.
El proceso de duelo lleva tiempo y las heridas se sanan gradualmente. La intensidad del duelo puede depender de si la pérdida fue inesperada y repentina, y de la relación que tenías con la persona que falleció.
Algunas personas escriben sobre el duelo y aseguran que se da en etapas, pero en realidad se suele sentir como "oleadas" o ciclos de dolor que van y vienen según lo que estás haciendo y si existen elementos que te hagan recordar a la persona que murió.
Si perdiste a un familiar cercano, como un padre o un hermano, es posible que sientas que te robaron el tiempo que deseabas pasar con esa persona. También puede resultar difícil expresar tu propia aflicción cuando los demás integrantes de tu familia también están afligidos.
Algunas personas pueden esconder su propia aflicción o evitar hablar de la persona que falleció, porque tienen miedo de entristecer a un padre o a otro integrante de la familia. También es natural sentirse culpable por una discusión pasada o una relación compleja con la persona que murió.
No siempre el duelo se debe a la muerte de una persona. La muerte de una mascota puede provocar fuertes sentimientos de aflicción. Algunas personas se sorprenden por lo dolorosa que puede llegar a ser esta pérdida. Pero los lazos de amor que compartimos con las mascotas son reales y los sentimientos de pérdida y dolor que tenemos cuando mueren también lo son.
Todos estos sentimientos y reacciones son normales. Pero ¿qué puede hacer una persona para superarlos? ¿Cuánto dura el duelo? ¿Alguna vez todo volverá a la normalidad? ¿Y cómo vas a seguir adelante sin la persona que falleció?

Enfrentar el duelo

Así como la gente siente el duelo de muchas maneras diferentes, también lo maneja de manera diferente.
Algunas personas buscan el apoyo de otras y encuentran alivio en los buenos recuerdos. Otras tratan de mantenerse ocupadas para alejar su mente de la pérdida. Algunas personas se deprimen y se alejan de sus amigos o evitan los lugares o situaciones que les recuerdan a la persona fallecida.
A algunas personas, las puede ayudar hablar con otros de su pérdida. Algunas lo hacen natural y fácilmente con amigos y familiares; otras hablan con un terapeuta profesional.
Algunas personas quizás no sientan ganas de hablar mucho del tema, porque les cuesta encontrar palabras para expresar una emoción tan profunda y personal, o se preguntan si hablar les hará sentir más dolor. Esto está bien, siempre y cuando encuentres otras maneras de hacer frente a tu dolor.
En algunos casos, la gente canaliza su dolor involucrándose en actividades peligrosas y autodestructivas. Hacer cosas como beber, drogarse o cortarse el cuerpo para escapar de la realidad de una pérdida puede aplacar el dolor, pero la sensación es únicamente temporal. La persona no está realmente enfrentando el dolor; simplemente lo está enmascarando, lo que hace que esos sentimientos se acumulen en el interior, prolongando el duelo.
Si el dolor parece empeorar, si sientes deseos de lastimarte a ti mismo o tienes pensamientos suicidas, habla con alguien en quien confíes y dile cómo te sientes.

Qué esperar

Puede parecer imposible recuperarse después de perder a un ser querido. Pero la aflicción mejora gradualmente y se vuelve menos intensa con el tiempo. Tal vez, saber algunas de las cosas que puedes esperar durante el proceso de duelo pueda ayudarte a superar el dolor.
Los primeros días después de la muerte de una persona pueden ser intensos, la gente puede expresar emociones fuertes, tal vez llorar o consolarse mutuamente y reunirse para expresar su apoyo y sus condolencias a quienes se ven más afectados por la pérdida. Es normal que sientas que "te estás volviendo loco" y que sientas mucha ansiedad, pánico, tristeza e impotencia. Algunas personas dicen tener una sensación de "irrealidad", como si estuviesen mirando el mundo desde un lugar lejano. Otras se sienten malhumoradas, irritables y con resentimiento.
La familia y los amigos suelen participar en rituales que pueden ser parte de su religión, su cultura, su comunidad o de sus tradiciones familiares (como servicios religiosos, velorios o funerales). Estas actividades pueden ayudar a la gente a superar los primeros días posteriores a la muerte y a honrar a la persona que murió. La gente puede pasar algún tiempo reunida conversando y compartiendo recuerdos de la persona que falleció. Esto puede extenderse por días o semanas después de la pérdida y los amigos y la familia traen alimentos, envían tarjetas o pasan a visitarte.
Muchas veces, la gente muestra sus emociones en este período. Pero, en ocasiones, una persona puede estar tan sorprendida o superada por la muerte que no demuestra las emociones en forma inmediata, aun cuando la pérdida sea muy terrible. No es nada raro ver a las personas sonriendo y hablando con otras en un funeral, como si nada triste hubiese ocurrido. Pero estar junto a otras personas que atraviesan el duelo puede brindar cierto alivio y recordarnos que algunas cosas continuarán igual que antes.
En algunos casos, cuando terminan los rituales asociados con el duelo, la gente puede sentir que deberían haber "superado" la pérdida porque todo parece haber vuelto a la normalidad. Cuando la gente que está de duelo regresa a sus actividades normales, puede resultarle difícil entregarse de lleno a las tareas de todos los días. Muchas personas vuelven a realizar sus tareas normales después de unos pocos días o de una semana. Pero si bien es posible que no hablen tanto de su pérdida, el proceso de duelo continúa.
Es natural continuar teniendo sentimientos y preguntas durante un tiempo después de la muerte de una persona. También es natural comenzar a sentirse un poco mejor. Depende mucho de la manera en que la pérdida afecte tu vida. Está bien estar afligido durante días, semanas, o incluso más tiempo, según cuán cercana era la persona fallecida.
No importa cómo elijas pasar tu duelo, no existe una manera correcta de hacerlo. El proceso de duelo es gradual y dura más en algunas personas que en otras. Puede haber momentos en los que pienses que nunca disfrutarás de la vida de la misma manera, pero ésta es una reacción natural después de una pérdida.

Cuidarte a ti mismo

La pérdida de un ser querido puede ser estresante. Cuidarte a ti mismo en cosas pequeñas, pero importantes, puede ayudarte a enfrentarla. Aquí hay algunas cosas que quizás te ayuden:
  • Recuerda que la aflicción es una emoción normal. Debes saber que la aflicción puede desaparecer (y va a desaparecer)

  • Participa en los rituales. Los servicios religiosos, los funerales y otras tradiciones ayudan a la gente a superar los primeros días y a honrar a la persona que falleció.

  • Reúnete con otros. Incluso las reuniones informales de familiares y amigos brindan una sensación de apoyo y ayudan a la gente a no sentirse tan aislada durante los primeros días y semanas del duelo.

  • Cuando puedas, habla de ello. A algunas personas les ayuda contar la historia de su pérdida o hablar de sus sentimientos. En ocasiones, una persona no tiene deseos de hablar. Eso también está bien. Nadie debe sentirse presionado a hablar.

  • Exprésate. Aun cuando no sientas deseos de hablar, encuentra maneras de expresar tus emociones y tus pensamientos. Comienza a escribir un diario sobre los recuerdos que tienes de la persona que perdiste y de cómo te sientes desde la pérdida. O escribe una canción, un poema o un tributo a la persona que falleció. Puedes hacerlo de manera privada o compartirlo con otros.

  • Haz ejercicio. El ejercicio puede cambiar tu humor. Puede resultar difícil sentirse motivado; por lo tanto, modifica tu rutina normal si es necesario.

  • Aliméntate bien. Seguramente tengas deseos de saltear comidas o quizá no tengas hambre, pero tu cuerpo necesita comida nutritiva.

  • Únete a un grupo de apoyo. Si consideras que puede interesarte concurrir a un grupo de apoyo, pregúntale a un adulto o a un consejero escolar cómo unirte a uno. Lo que debes recordar es que no tienes por qué estar sólo con tus sentimientos o tu dolor.

  • Expresa y libera tus emociones. Si tienes deseos de llorar, no te reprimas. No te preocupes si escuchar determinadas canciones o realizar algunas actividades resulta doloroso porque te trae recuerdos de la persona que perdiste. Esto es normal. Después de un tiempo, será menos doloroso.

  • Crea un memorial o un tributo. Planta un árbol o una planta, o recuerda a la persona con algo saludable, como participar en una maratón o caminata a beneficio (por ejemplo, una carrera por el cáncer de mama) en honor del ser amado.

Conseguir ayuda para un duelo intenso

Si tu dolor no disminuye después de un tiempo de la muerte del ser amado, es posible que desees recibir ayuda. Si el duelo se transformó en depresión, es muy importante que se lo digas a alguien.
¿Cómo saber si el duelo está durando demasiado tiempo? Éstas son algunas de las señales:
  • Has estado de duelo durante 4 meses o más y no te sientes mejor.

  • Te sientes deprimido.

  • Tu dolor es tan intenso que sientes que no puedes continuar con tus actividades habituales.

  • Tu dolor está afectando tu capacidad para concentrarte, dormir, comer o socializar como lo hacías normalmente.

  • Sientes que no puedes continuar viviendo después de la pérdida, o piensas en el suicidio, la muerte o en lastimarte a ti mismo.
En cierta medida, es natural que una pérdida haga que las personas piensen en la muerte. Pero si la pérdida ha hecho que pienses en el suicidio o en lastimarte a ti mismo de alguna manera, o si sientes que no puedes continuar viviendo después de tu pérdida, es importante que se lo digas a alguien de inmediato.
La ayuda de un terapeuta profesional puede serte útil, porque te permite hablar de tu pérdida y expresar sentimientos intensos. Muchos consejeros se especializan en trabajar con adolescentes que están luchando contra la pérdida de un ser querido y la depresión. Si te gustaría hablar con un terapeuta y no estás seguro por dónde empezar, pregúntale a un adulto o a un consejero escolar. Tu médico también puede recomendarte a alguien.

¿Alguna vez lo superaré?

Los amigos y familiares bien intencionados pueden decirle a una persona que está de duelo que necesita "seguir adelante" después de una pérdida. Lamentablemente, este tipo de consejo puede hacer que las personas duden en hablar de su dolor o que sientan que están haciendo un mal duelo o uno demasiado prolongado, o que no son normales. Es útil recordar que el proceso de duelo es sumamente personal e individual: no existe una manera correcta o incorrecta de hacer duelo. Cada persona necesita su propio tiempo para encontrar alivio.
Sin embargo, es importante que las personas que están atravesando un duelo no pierdan las ganas de vivir. Si no te gusta la idea de seguir adelante, tal vez la idea de "continuar" te parezca más adecuada. A veces, puede ayudarte recordarte a ti mismo continuar haciendo todo lo que puedas por el momento. Permítete estar triste e intenta no escaparte de tus emociones. Pero continúa haciendo cosas que normalmente harías, como estar con amigos, ocuparte de tu mascota, practicar ejercicio o hacer tus tareas escolares.
Seguir adelante y aliviar la aflicción del duelo no significa olvidarse de la persona que has perdido. Volver a disfrutar de la vida no significa dejar de extrañar a esa persona. Y cuánto tiempo pasará hasta que comiences a sentirte mejor no es una medida de cuánto amabas a esa persona. Con el tiempo, gracias al cariñoso apoyo de la familia y los amigos, y a tus propias acciones positivas, descubrirás maneras de enfrentar hasta la peor de las pérdidas.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Lo que usted, posiblemente, no sabe de EE.UU.


La difusión de éste artículo es en memoria de Howard Zinn (1922 – 2010)
 Reseña del libro 
"La otra historia de Estados Unidos" 
de Howard Zinn 
Lo que usted, posiblemente, no sabe de EE.UU. 

Ramón Pedregal Casanova 

El libro titulado “La otra Historia de Estados Unidos”, de Howard Zinn, quizás sea el más importante que el lector del solar ibérico pueda leer sobre el nacimiento, transcurrir en la Historia y pasado inmediato, presente se podría decir, de semejante país. 

El autor declara su interés por sacar a la luz todo aquello que pertenece a las gentes trabajadoras, pasando de principio a fin por situaciones explosivas, luchas declaradas, rebeliones generalizadas y locales, el mundo oculto tras la imagen de libertad, poder y riqueza que han vendido las multinacionales. Howard Zinn busca la verdad histórica observando la lucha de clases, las razones objetivas, los hechos para el desarrollo social conforme se ha venido dando desde Colón hasta nuestros días. 

Frente a la concepción que entraña el título que Kissinger dio a un libro: “La historia es la memoria de los estados”, Howard Zinn declara: “Mi punto de vista, al contar la historia de los EEUU, es diferente: no debemos aceptar la memoria de los estados como cosa propia. Las naciones no son comunidades y nunca lo fueron. La historia de cualquier país, si se presenta como si fuera la de una familia, disimula terribles conflictos de intereses (algo explosivo, casi siempre reprimido) entre conquistadores y conquistados, amos y esclavos, capitalistas y trabajadores, dominadores y dominados por razones de raza y sexo. Y en un mundo de conflictos, en un mundo de víctimas y verdugos, la tarea de la gente pensante debe ser –como sugirió Albert Camus- no situarse en el bando de los verdugos”. 

Howard Zinn nos trae, como él mismo dice, la historia vista por los arawaks, por los esclavos, por los cherokees, por los desertores, por las obreras y los obreros, por los cubanos de la guerra de Cuba, por los soldados rasos filipinos, por los socialistas, por los pacifistas, por los negros de Harlem, por los peones de Latinoamérica, … Si usted quiere saber lo que pasó y pasa en la Historia de Estados Unidos escuche el grito de los pobres, viene a decir, y es que un poco más allá, en el libro entero, se oye como una alarma la voz de los que no han tenido voz, Howard Zinn expurgan documentos, trae declaraciones, hace transparente la motivación de los cambios y EEUU aparece tal cual es. 

Desde los primeros colonos vemos pasar una especie de torrente imparable que se revuelca, se transforma, lo nuevo y lo viejo, un modelo que una vez y otra se ve sobrepasado, pero al que le vemos operar a sangre fría y reponerse alimentado por las mil contradicciones que a su vez también a él se lo comen. Se alzan indios, esclavos, campesinos, jornaleros, obreros, negros, blancos,… y el ejército mercenario responde defendiendo las posesiones de las élites, que sólo ceden al empuje imparable de los de abajo. Los enfrentamientos y su desarrollo impulsan cambios políticos sociales y económicos, y las élites del poder ponen en marcha una fórmula que denominan “democracia” cuya base está constituida por un acuerdo entre los dueños de todos los bienes en su búsqueda de afianzamiento en el poder, viendo claramente la contradicción que todo lo quiebra: “el problema de la democracia…, era la división de la sociedad en ricos y pobres. Si algunas personas tenían mucha riqueza e influencia, si tenían las tierras, el dinero, los periódicos, la iglesia, el sistema educativo, ¿cómo podrían las votaciones, por muy amplias que fueran, incidir en este poder? Todavía quedaba otro problema: ¿no era natural que un gobierno representativo, incluso teniendo la más amplia base posible, fuera conservador, para prevenir el cambio tumultuoso?”. 

Si el primer corte de la historia nos presenta el exterminio de los nativos, no habrá nadie como ellos que nos diga de qué manera descubrieron el terror del mundo que se les venía encima. Cambiamos de momento y oímos a esclavos y esclavas en sus explicaciones, y detrás, como tras las voces de los indios, se oye el murmullo de las oraciones de los brujos cristianos dando su bendición a los dominadores, y sabemos de la esclavitud justificada en libros y más libros, así eran los intelectuales, y de los esclavos elegidos por sus diferentes idiomas para mezclarlos y que no pudiesen entenderse, y el castigo del hambre, del hierro ardiente, del fuego y las armas, pero también, no olvidemos un elemento que alienta el libro, de las rebeliones, de las luchas que se extienden y crean su mitología y sus dirigentes. 

Saltemos unos cuantos siglos para situarnos en un mundo más cercano, nunca se han dejado de oír las oraciones cristianas bendiciendo la utilización de las mujeres como perros caseros, bendiciendo la fuerza hasta hacerlas sumisas, útiles para el macho; una luchadora feminista declaraba en 1819 sobre la educación de las mujeres: “… ha estado exclusivamente dirigida hacia una mejor exhibición de sus encantos de juventud y belleza”. El problema, declaraba, es “el gusto de los hombres, sea cual sea, se ha convertido en un estándar para la formación del carácter femenino”. 

Casi cien años después, el ánimo invasor de los explotadores estadounidenses les llevaría a mandar su ejército a asaltar México, sus discursos a la población sometida son brutales, escuchemos tan sólo cómo terminan: “Espero que alteréis vuestros hábitos,…” “Os vigilaremos” “Cuidado con la sedición,…, el ejército… sabe castigar” 

Pero llegará la crisis capitalista del 29, el país se hunde, se divide, se diluye, el hambre, las movilizaciones, hacen que el estado ponga en marcha el denominado “nuevo día”, una campaña de recuperación del sentido de unidad como país que habían instaurado y un cambio de política para conseguirlo: ayudas sociales y leyes de protección frente al enriquecimiento de las minorías, eso permitió el restablecimiento que apuntaba ciertos aires de justicia; superado el peligro, sin que pasase mucho tiempo anularían todo aquello que había puesto un mínimo de orden en la sociedad y los capitalistas se lanzaron con renovadas fuerzas a la conquista de las plusvalías. ¿Crisis capitalista? Conviene leer con atención lo ocurrido por entonces. Entre los documentos mostrados aparece uno en el que declaran su principio más brutal por medio de un Juez del Tribunal Supremo en 1893: “Es una ley invariable que la riqueza de la comunidad esté en manos de unos pocos”. Y es que mucho antes las primeras redacciones sobre la Constitución dejaban sentado: “Es tan grande la consideración que tiene la ley por la propiedad privada, que no permitirá la menor violación de esta; no, ni siquiera por el bien de toda la comunidad”. Siglos y siglos de matanzas para aseverar por escrito que el fruto del trabajo es de unos pocos, de esa élite violentísima, terrorista, que no ha parado de matar en ningún momento de la Historia. 

Este sistema de gobierno, que sí guarda sus experiencias y saca conclusiones, llega al siglo XX porque sus responsables aprenden. Por ejemplo, dan siempre información falsa al pueblo y a otros pueblos, el primer ejemplo lo encontramos en sus contactos con los indios, o en sus maniobras ocultas para derribar gobiernos, su financiación de bandas de mercenarios, su compra de informadores en los medios de comunicación para que difundan noticias sesgadas, ahí tenemos Latinoamérica entera, con Cuba indominable, recuérdese aquél principio en el que hundieron un barco suyo para entrar en guerra con la monarquía española; Howard Zinn nos lo cuenta, y también cómo contra el triunfo de la revolución cubana han financiado invasiones, atentados, envenenamientos agrícolas y ganaderos, y aprietan cuanto pueden la garganta de los cubanos con el bloqueo mundial impuesto bajo presiones de todo tipo al resto de los países; y también la intervención del gran capital en la guerra del Vietnam la llevaron a cabo sobre una información falsa que se hizo difundir por esos mercenarios de la información que tanto abundan, y que en tantas ocasiones han encontrado respuesta desde las clases trabajadoras conscientes de su situación en el mundo, aquí vemos esas respuestas. 

La documentación que cuenta la historia no conocida, la que hace bajar el plato de la balanza que siempre nos han enseñado, nos lleva a fortalecer el punto de vista que se nos niega de manera permanente, nos lleva a levantar la conciencia colectiva, de clase, nos pone en guardia ante el discurso y el hacer cotidiano de ese poder desarrollado siglo tras siglo por la minoría explotadora, nos muestra su carácter agresivo. 

El libro termina en la era de Clinton; nos deja un gran tesoro de conocimiento, un gran tesoro de Memoria Histórica sobre EEUU, tan necesario. 

La Historia de cualquier país, nos ha dicho más arriba, no se puede presentar como la historia de una familia, eso oculta terribles conflictos de intereses entre dominadores y dominados. 

Cada capítulo se merecería aquí una lectura detallada.